lunes, abril 17, 2006

No pienso llorar más por ti

Creía que un gran amor nunca moría.
Me imaginaba que era como una árbol dispuesto a desafiar cualquier tempestad y,
sobre todo, al tiempo.
Sin embargo, me di cuenta de que no es así,
porque hasta un gran árbol puede perder lentamente sus ramas y secarse.
Cuando lo cortan aparecen en su interior muchas señales.
Son las señales escondidas del tiempo de las pasiones, de los dolores que antes no se podían ver. Entonces te preguntas por qué, si al árbol lo regaron, si lo cuidaron cuando era el momento.
Te pasan por la mente mil cosas y querrías saber si aquel amor era de veras grande como el árbol o si era una clase de amor como hay tantos.
Los grandes amores no mueren por una golpe de viento o un poco menos de agua.
Mueren si los dejas morir por dentro.

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