Quién sería el señor que el pasado año en otoño,
reñía y se empeñaba en que la ñ se despeñara del alfabeto español,
quién sería esa alimaña carroñera y
tacaña que se ceñía y
metía cizaña para que la ñ desapareciera de España.
Defendamos la ñ,
luchemos todos por la ñ,
los madrileños los tinerfeños,
los galleguiños, los maños, los isleños,
los de Almuñecar, los extremeños,
los de Logroño, los de Cataluña,
los norteños, los sureños, los malagueños...
Luchemos todos por la ñ.
Apiñémonos y empuñemos guadañas,
cañones y puñales,
y démosle caña a esa peña,
démosle leña, demostrémosles todos lo que se puede hacer en España,
démosle castaña, rompámosles los piños a piñas,
arañémosles con las uñas y las pezuñas,
endiñémosles con el puño,
hasta dejar sin pestañas a esos señores puñeteros que no quieren la ñ.
Que ñoño sería el español sin ñ,
sin la ñ, la cigüeña no traería a los niños,
ni niñas, añoraríamos las mañanas de otoño y el coñac añejo,
añoraríamos al pequeño risueñor siempre risueño,
añoraríamos a los Nuñez, Liañez, Muñoz, Riaño, Liaño,
Ibáñez o Marañón.
No tendríamos campiñas,
ni cañadas, ni peñones, ni montañas.
Que sería de la España cañí sin la ñ,
sin la ñ de gruñir, de amañar, de apañar,
de endiñar, de enseñar, de teñir,
sin la ñ de acompañar, de empeñar,
de soñar, de ceñir, o de jiñar,
de empañar, de guiñar,
apiñar o de estreñir,
que sería de la España cañí sin la ñ de paño,
de cabaña, de carantoña, o de carroña,
la ñ de caña o de cuña, de leñe o de hazaña,
y de antaño, de estaño,
o de caliqueño, sin la ñ de cuñada,
de migraña, de lasaña, de ermitaño,
de pestiño, de ñu o sin la ñ de araña.
Por eso, no le hagamos daño a la ñ compañero,
y enseñemos a nuestros pequeños q la ñ es la ñ,
y q nadie se empeñe que de una realidad pase a ser un sueño.
reñía y se empeñaba en que la ñ se despeñara del alfabeto español,
quién sería esa alimaña carroñera y
tacaña que se ceñía y
metía cizaña para que la ñ desapareciera de España.
Defendamos la ñ,
luchemos todos por la ñ,
los madrileños los tinerfeños,
los galleguiños, los maños, los isleños,
los de Almuñecar, los extremeños,
los de Logroño, los de Cataluña,
los norteños, los sureños, los malagueños...
Luchemos todos por la ñ.
Apiñémonos y empuñemos guadañas,
cañones y puñales,
y démosle caña a esa peña,
démosle leña, demostrémosles todos lo que se puede hacer en España,
démosle castaña, rompámosles los piños a piñas,
arañémosles con las uñas y las pezuñas,
endiñémosles con el puño,
hasta dejar sin pestañas a esos señores puñeteros que no quieren la ñ.
Que ñoño sería el español sin ñ,
sin la ñ, la cigüeña no traería a los niños,
ni niñas, añoraríamos las mañanas de otoño y el coñac añejo,
añoraríamos al pequeño risueñor siempre risueño,
añoraríamos a los Nuñez, Liañez, Muñoz, Riaño, Liaño,
Ibáñez o Marañón.
No tendríamos campiñas,
ni cañadas, ni peñones, ni montañas.
Que sería de la España cañí sin la ñ,
sin la ñ de gruñir, de amañar, de apañar,
de endiñar, de enseñar, de teñir,
sin la ñ de acompañar, de empeñar,
de soñar, de ceñir, o de jiñar,
de empañar, de guiñar,
apiñar o de estreñir,
que sería de la España cañí sin la ñ de paño,
de cabaña, de carantoña, o de carroña,
la ñ de caña o de cuña, de leñe o de hazaña,
y de antaño, de estaño,
o de caliqueño, sin la ñ de cuñada,
de migraña, de lasaña, de ermitaño,
de pestiño, de ñu o sin la ñ de araña.
Por eso, no le hagamos daño a la ñ compañero,
y enseñemos a nuestros pequeños q la ñ es la ñ,
y q nadie se empeñe que de una realidad pase a ser un sueño.
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