Llevo noches sin poder dormir.
Me asomé para conversar con la Luna pero hasta para ella parece haber llegado su hora de descanso, aunque presiento que se esconde de mi, como una vez lo hizo de un osado caballero por un tonto enfado.
Pero hoy me ha hablado, desde su escondrijo me ha susurrado que he vuelto a rendirme, que he dejado que la pena que yo alimento vuelva a llenar de enredaderas mi corazón impidiendo que a él llegue el más mínimo resquicio de luz, y cerrando la entrada también de los sentimientos.
Sé que en los últimos meses he luchado mucho más que en toda mi vida, con la imprescindible ayuda del de ahí arriba, pero quizás no haya sido suficiente, ¿por qué?, no lo sé, quizás por orgullo he dejado que parte del dolor fuera enterrado en una cajita, pero cuando llenas una pequeña cajita de grandes dolores termina por reventar.
El otro día dijeron en una película que el amor es como un gran cáncer que te recorre y te consume por dentro haciéndote suyo, causándote todo tipo de sensaciones y que cuando se va te deja vacía.
El amor realmente es maravilloso, y mis más felices momentos fueron junto a él, pero sí es verdad que cuando desaparece te deja un vacío que tarda en llenarse...si es que vuelve a hacerlo.
Hay personas a las que les afecta menos y aman de nuevo a las pocas campanadas, olvidándose, o fingiendo olvido de lo que dejan atrás; quizás sean más fuertes o quizás sea que la persona que ya no está no era tan importante como prometían, o no consiguió hacerse con su corazón.
Lo desconozco.
Tiene que ser bonito encontrar de nuevo el amor tan rápido pero creo que también es algo muy frío.
Cuando alguien se va...¿lo habéis sentido? Es desolador.
El corazón se te para y en un momento todo lo construido durante tanto tiempo se derrumba como si fuera un simple castillo de naipes sin ninguna base firme, sin nada que lo sujete y sin nada que pueda parar su demolición. Se cae y tú estás allí, queriendo rogar que no se derrumbe, que no se deshaga...pero nada puedes hacer.
Y si se cae de golpe...puede ser que duela menos, no duele tanto como si lo ves caer día a día, esperando que todo lo que está sucediendo tome un rumbo de una vez, viendo como la esperanza de que todo vuelva a ser como antes va desapareciendo poquito a poco, notándolo tú sola, porque él no te lo dice.
Ves que se cae, que se pierde, y tú luchas y luchas hasta que te quedas sin fuerzas, viendo que tu lucha es inútil por que estas luchando sola ante algo que depende de dos.
Y finalmente se cae.
Llevas ..¿cuánto? tanto tiempo que ya no lo recuerdas llorando, pidiendo a alguien más poderoso que te saque y de volver a pasar por lo mismo de nuevo, batallando hasta morir contra algo que se te va, dejando de ser tú misma absorbida por la idea de agradarle para que no se escape, y, finalmente, antes de que todo suceda sabes que ha terminado.
Y que haces ahí?
Sientes que todo ha terminado y que tu lucha ha sido inútil. Qué él se rindió al primer contratiempo o que tú has dejado que pasara.
Con el tiempo ves cosas que antes no veías, pero también te das cuenta de que el que era uno de los motores más importantes de tu vida ahora es uno de los mayores en producir lágrimas de esas que salen del corazón, en silencio.
Y sientes rabia, impotencia, tristeza, dolor, angustia, miedo...pero como siempre, no puedes hacer nada.
Nada pare que vuelva a ti, podrías rogarle?...pero fingir amor es el mayor delito contra el corazón. ¿Habéis sentido esto? Si no lo habéis sentido quizás no hayáis amado lo suficiente a alguien.
Eso te deja un miedo tremendo a volver a querer ...
Después de que la Luna me dijera aquello.. "te has rendido"..he estado pensando y me he dado cuenta de que es verdad, no sólo por el desolador sentimiento de la pérdida, sino por muchos más motivos que hacen que mi vida vuelva a estar donde siempre termina, en el principio del final, en un invierno de verano que no controlo y que siento que no puedo parar. En lo más hondo de esa montaña, que conseguiste escalar de nuevo y que al llegar a la cima, volviste a resbalar.
Al pie de la noria..que es como la vida, da vueltas y vueltas, y siempre es igual, y siempre cuando subes bajas, y no encuentras tu sitio.
Me vuelvo a sentir al borde del precipicio por el que tantas veces me he dejado caer. Ahí, en esa línea de suelo embarrado en la que te hundes, y desde la que el paisaje es desolador.
De nuevo dos visiones igualmente inquietantes. Puedo volver a elegir entre dos caminos. A un lado se encuentra esa terrible caída, puedo saltar a ese lugar cómodo, lleno de sangre, soledad y sufrimiento que me ha seducido tantas veces...pero esta vez la altura es mucho mayor, será por que si esta vez caigo no habrá regreso y allí me kedaré, de nuevo en una depresión que terminará conmigo. Y sólo con dar un paso atrás el otro lado, seguir con una vida que a días se hace insostenible, llena también de dolor, pero también de alegrías que no deberían ser tapadas por unas pocas penas que alguien hace que sean inmensas.
Hoy decido elegir esto último, seguir por ese camino, que si bien no es de rosas, deja asomar momentos hermosos que nadie debería rechazar nunca.
-Pero tengo mucho miedo.-